tarde
En ese mismo bosque en el que tanto anduvimos, y en el que tantas dificultades superamos, fue el mismo bosque en el que me perdí. Me encontré perdido, en las profundidades de una cueva sin pronta salida, donde no llega la luz del sol y donde el menor de los ruidos podría alertar de tu existencia a los peligrosos monstruos que en ella habitaban. La posibilidad de ser escuchado era gigante, pero la de ser ayudado era mínima. Afuera me esperaba el mundo exterior, me esperaba mi hogar, pero también muchas dudas que debía resolver, dudas que erróneamente pensaba que no tenían respuesta. Así que por muchos días, me decidí a aguantar, sabía que si quería salir de ese agujero en el que estaba, debía tomar acción. Debía hacerlo rápido, mis energías se acababan y el frío y el hambre no hacían sino castigar mi indecisión. Habiendo tenido tanto tiempo allí adentro para pensar, nunca imaginé todo el daño que nos estaba causando, y en mayor medida el daño que me estaba provocando a mi mismo. Siendo honesto no me daba cuenta de toda la distancia que se estaba creando entre nosotros, ni del vacío comunicacional que había y que ahora se encargaba de separarnos. La comunicación era la vía más obvia, pero desafortunadamente nunca fui demasiado bueno captando las q. El calendario sin falta, cada día me lo decía.
–